domingo, 16 de noviembre de 2014

Gil de Castro

EL RETRATISTA 
SIN ROSTRO


Con total seguridad me atrevo a afirmar que más de una persona ha visto sus cuadros en textos escolares, artículos periodísticos, video documentales, álbumes históricos como los que antes publicaba Editorial Navarrete (Nuestro Perú y el Mundo, Nuestro Perú y América, por ejemplo), cuando el tema tratado es la Independencia. Gracias a él pudimos conocer los rostros de los libertadores, los próceres y los precursores de nuestra independencia. Pero quién es este pintor sin rostro?, pues es José Gil de Castro, el más importante de los artistas peruanos de finales del virreinato e inicios de la república y aunque sus pinturas son bastante conocidas, su nombre tal vez no nos sonará mucho y a otros tal vez no les suene nada. En parte se debe a que no existe ningún autoretrato o retrato del pintor. algo raro para un retratista.


RESEÑA BIOGRÁFICA 

Se sabe muy poco sobre este pintor de gran prestigio en su tiempo y de vital importancia para la historia. Hijo de Mariano Carbajal Castro, un pardo libre y de María Leocadia Morales, una esclava que poco antes de su nacimiento (1-09-1785, el día de San Gil) alcanzaría su libertad, por tanto, el mulato José Gil de Castro, nació libre, dada la condición de sus padres; aunque su hermano mayor habría permanecido esclavo hasta su adolescencia. 

Ambrosio O'Higgins, virrey del Perú
De su infancia nada se sabe, pero se cree que habría desarrollado su innata habilidad artística mientras vivia en Trujillo con sus padres. Ahí habría integrado el Ejército alcanzando el rango de Capitán de Milicias, puesto que años antes habría ocupado su padre. Su habilidad para la pintura la habría desarrollado estudiando en algún taller limeño como aprendiz de algún pintor importante. Precisamente, fue ese talento el que le no solo le brindaría la subsistencia, sino que le abriría las puertas al ascenso social.

Se sabe que hacia 1807 pinta algunos retratos importantes en Lima, pero después se le pierde el rastro, por lo que se cree que haya emigrado al norte, de donde eran sus padres, habiéndose establecido al parecer en Trujillo. Incluso se especula que habría viajado en busca de nuevas oportunidades a Chile, que se encontraba en lucha por su independencia. 

Fernando VII, Rey de España
En Chile habría vivido desde 1813, tiempo en que los realistas retomaron el poder de la capitanía y dada la falta de retratistas talentosos, rápidamente se habría convertido en el favorito de la nobleza española y criolla de Chile. Sus retratos del Rey Fernando VII y de diversos miembros de la aristocracia chilena evidenciarían la importancia que debió alcanzar.

Con la llegada de la independencia de Chile en 1817, nuevas puertas se le abrirían, pues se convierte en el retratista oficial San Martín y O'Higgins y el favorito de los oficiales del ejército libertador y los miembros de la alta sociedad chilena. en reconocimiento a sus "méritos y servicios" fue condecorado con el título honorífico de Capitán de fusileros del Batallón Infantes de la Patria, una compañía de milicias integrada por artesanos pardos. Se casó con la criolla chilena María Concepción Martínez.

EL PINTOR DE LOS LIBERTADORES
Con la proclamación de la independencia, regresa al Perú y se establece en Lima, durante el Protectorado de San Martín, cuya amistad le valió para ocupar un lugar privilegiado entre las altas esferas de sociedad patriota de Lima. fue en ese tiempo que pintó el que se considera el primer retrato de Estado del Perú republicano, un retrato de José Bernardo de Tagle, como Supremo Delegado del Perú, cargo que ocupaba temporalmente mientras San Martín se encontraba en Guayaquil entrevistándose con el otro grande de la independencia sudamericana, Símón Bolívar.

 Dos retratos aparentemente iguales del libertador argentino José de San Martín, salvo por pequeños detalles.

                                                    
La reconquista de Lima por el virrey La Serna obligó al pintor a establecerse nuevamente en Santiago, regresando en 1825, luego de la victoria del ejército bolivariano en Ayacucho (9-12-1824) y rápidamente se convirtió en el retratista oficial de Bolívar quien gobernaba el Perú como Dictador. De este periodo data uno de los retratos más conocidos del Libertador. La década de 1830 vio disminuir su producción, al parecer, por la llegada de nuevos artistas europeos con nuevos estilos pictóricos de moda, que habrían terminado por relegar al maestro Gil de Castro. Posiblemente su origen mulato haya influido en ello, pues la pintura dejó de ser considerada un oficio de plebeyos, para ser acaparado por criollos de clase media y alta, y artistas de clase inferior como él quedaron relegados; una clara muestra del racismo heredado de la colonia, que convirtió el Perú republicano en una sociedad jerarquizada contrario al discurso igualitario que se daba durante el proceso emancipador.

Murió en 1841 en Lima ya retirado de la vida artística. No hay más detalles. Tenía 56 años.


Dos rostros de Bolívar por el maestro Gil de Castro
Bernardo O'Higgins, libertador de Chile


TRASCENDENCIA

Para entender la importancia de José Gil de Castro citaré el artículo del blog Rumbo al Bicentenario de Juan Luis Orrego, publicado en tres partes, del 14 al 16 de marzo del 2009, dedicado al maestro de la pintura peruana. 

José Olaya Balandra
"Este retratista pardo puede ser considerado el principal cronista visual de la época en que vivió, el tránsito del orden colonial y los inicios de los tiempos republicanos. Gil de Castro rompe con el esquema del anónimo de la pintura colonial al firmar y fechar sus cuadros, ser un artista natural y de casta reconocido oficialmente, alcanzando prestigio social y posición económica. Sale del ámbito colonial de lo sagrado y se integra a la representación de la vida oficial y cotidiana de los sectores aristocráticos y de alta burguesía de Santiago y Lima. Su obra maestra, sin embargo, presenta el legado colonial en conciliación con la innovación temática y estilística siguiendo los cánones pictóricos coloniales e incorporar el texto (en semblanzas y cuadros-reseñas) como parte esencial de los retratos. De ahí la descripción más que visual de los personajes que nos recuerda junto al tratamiento de las imágenes, el esquema didáctico de las crónicas ilustradas, las imágenes religiosas y los retratos de los virreyes”

Hipólito Unanue
“Sus pinturas, en cuanto al estilo y al tratamiento, respetan los cánones realistas neoclásicos y se entroncan con el típico planismo-hieratismo coloniales (como en la Escuela Cuzqueña) lo que le da a sus obras cierto aire primitivo (como el de la pintura del francés Henri Rousseau de principios del XIX) de realismo ingenuo, para Francisco Stasny, y una carga de cierto modernismo. Su estilo está provisto de cierto manierismo en el tratamiento de las manos, vestidos, posiciones y rostros. Los escenarios de fondo de los retratos son interiores, en la mayor de las veces espacios cotidianos, como el del retrato de mariano Alejo Álvarez y su hijo (1834) y los elementos del mobiliario y la decoración, los objetos que acompañan a los representados definen su carácter y jerarquía, tal como en los retratos de la aristocracia colonial”.

Retratos de los presidentes José Bernardo de Tagle y Portocarrero y de Luis José de Orbegoso y Moncada


“Sus retratos son representaciones de bustos (como el de José de San Martín, una acuarela sobre marfil pintada en 1820), a medio cuerpo, a tres cuartos (muchas veces por su dificultad para dibujar los pies) y de cuerpo entero (como el caso del retrato del mártir José Olaya Balandra, recreación idealista que hoy forma parte de la colección de la pinacoteca de arte republicano y contemporáneo del Banco Central de Reserva del Perú). Por las deficiencias en su formación en anatomía artística, tuvo dificultad para representar pies, destacando en sus retratos la ausencia de perspectiva (las imágenes se confunden con el fondo, los personajes aparecen como volando) y medidas corporales antinaturales. Las técnicas que manejó fueron el óleo (sobre cobre, como en uno de los retratos de San Martín; madera, como en el retrato de O’Higgins; y tela) y acuarela (sobre marfil). La mayoría de sus pinturas fue hecha sobre lienzo, en diversos formatos”.


EXPOSICIÓN EN EL MALI

Natalia Majluf, directora del Mali y artífice de la exposición, posando junto a uno de los retratos de Simón Bolívar.
Diario chileno on line, donde se anuncia
 el 2013 la exposición del MALI.

El diario El Mercurio de Chile publicó el 21 de abril del 2013 que cuando en el 2008 se cumplieron 167 años de su muerte, Natalia Majluf, Directora del Museo de Arte de Lima (MALI), emprendió un ambicioso proyecto financiado por la Fundación Getty y la colaboración de las embajadas y ministerios de cultura de Perú, Chile y Argentina, cuyos historiadores del arte, conservadores, científicos y restauradores estudiaron la obra y el contexto del pintor limeño entre fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX.  Se anunciaba además, que la exposición aperturaría en setiembre del 2014, pero recién lo hizo en octubre.

Es una pena que por mucho tiempo la obra de este gran pintor haya sido ignorada por artistas e historiadores del arte peruanos y que sea mucho más conocido en  Chile que en su propio país, a pesar que muchos de sus retratos sean harto conocidos, a tal punto que se han convertido en el referente visual de muchos de los protagonistas de nuestra historia en el periodo de transición del virreinato a la república. Por esa razón es que resalto el gran esfuerzo que hiciera el Museo de Arte de Lima (MALI) con la exposición, que entre el 22 de octubre del 2014 y el 22 de febrero del 2015, nos mostró su extensa obra en gran cantidad de cuadros originales pertenecientes a diversas entidades nacionales y privadas del Perú, Argentina y Chile. Esta exposición vino acompañada de un gran libro donde además de la reseña histórica de rigor, se muestran las fotos de todas las pinturas de la exposición, debidamente reseñadas.



Natalia Majluf con el que tal vez sea el cuadro más reconocido de Gil de Castro,
el mártir José Olaya Balandra.


Sus continuos viajes por Sudamérica acompañando a San Martín y su servicio a Bolívar hizo que sus trabajos quedaran dispersos por, al menos, cinco países. Se conocen más de 200 obras de gil de Castro, de las cuales, se sabe, que al menos 80 están en Chile, sin embargo, la mayor parte de sus trabajos se encuentran en Argentina, pero, la gran mayoría en muy mal estado: cuarteados, doblados, decolorados, repintados, rotos o con lienzos deformados. Ante esto, Diego Matte, en ese entonces director del Museo de Historia Nacional de Chile, trata de explicarlo debido a que "En Argentina fue un personaje bastante anónimo. Es curioso, porque Gil de Castro unió a los tres países con el arte"."Es el pintor que, casi por sí solo, dio de forma visual a las guerras de independencia" ´puntualiza Natalia Majluf.

Afiche de la exposición y fotos de diversos momentos de esta.






PUBLICACIONES

Monumental obra sobre Gil de Castro, publicada a raíz de la exposición del MALI.


Poco se ha publicado realmente sobre Gil de Castro, al parecer por lo escaso de sus datos biográficos, sin embargo existen algunos libros, empezando por la que parece ser la publicación más antigua, la del historiador Ricardo Mariátegui Oliva de 1907, la del chileno Luis Álvarez Urqueta de 1924, o la del también chileno, Jaime Eyzaguirre de 1950, por citar las más antiguas. Entre las más recientes está la publicación del 2008, Historia de la Pintura Chilena del siglo XIX, en quince tomos, de los cuales hay uno dedicado a nuestro compatriota. e nuestro país, recién a raíz del proyecto del MALI, se han publicado Más allá de la imagen. Los estudios técnicos en el Proyecto José Gil de Castro y José Gil de Castro pintor de los Libertadores. El primero trata sobre la restauración de las obras del maestro  y la segunda, de la exposición en sí. Ojalá pronto otros historiadores peruanos presten atención a este gran pintor.                                                                                 
Izquierda: Obras publicadas en Chile sobre Gil de Castro en 1934, 1950, 1994 y 2009 respectivamente. El país del sur siempre mostró un interés marcado por nuestro compatriota, que incluso, es considerado uno de los padres de la pintura nacional chilena. Derecha: Obras peruanas de 1907, 2013, 2014 y 2015 respectivamente. Como se puede apreciar, salvo la edición pionera de Ricardo Mariátegui Oliva, todas las demás son ediciones recientes, publicadas a raíz de la exposición  del MALI.  La última resulta curiosa, puesto que es una obra de Natalia Majluf, historiadora del arte y directora del  MALI, publicada en Chile.

RETRATOS


Muchas fueron las personalidades retratadas por Gil de Castro tanto en el periodo colonial como virreyes, nobles, autoridades coloniales, como a inicios de la República: Libertadores, presidentes, burgueses. Retrató a autoridades españolas como al Rey Fernando VII y al virrey Ambrosio O'Higgins, así como a la crema y nata de la sociedad colonial de Santiago de Chile y de Lima. 

Durante la gesta emancipadora, retrató varias veces a José de San Martín y a Bernardo O'Higgins, tanto en Santiago como en Lima, al igual que a Simón Bolívar, durante su estadía en nuestra capital. Precisamente, los retratos más conocidos de los tres libertadores, sus retratos oficiales, a partir de los cuales se han hecho los retratos y reconstrucciones digitales posteriores, fueron pintadas por Gil de Castro. Por tal razón, hay tantos cuadros de ellos, aparentemente iguales, pero con ligeras variaciones en los painados, las poses y los fondos, ya sean retratos de cuerpo entero o no.

Bolívar en su pose clásica, pintado tres veces por Gil de Castro

Me atrevo a afirmar, sin temor a equivocarme, que el de José Olaya es uno de sus retratos más conocidos, y uno de los más valiosos a nivel artístico. Acá el mártir chorrillano aparece como realmente debió haber sido, delgado y de piel cobriza, típica de la raza indígena, a diferencia de esos retratos típicos de las láminas y los textos escolares, donde aparece con piel clara y rasgos europeos, además de musculoso, como fue representado en la escultura que en su honor le levantó en el Callejón de Petateros (hoy Pasaje Olaya), donde fue fusilado por los realistas en 1823, ubicado a un lado de la Plaza de Armas, en el centro de Lima. 


A la izquierda, el retrato de Olaya pintado por Gil de Castro y a la derecha
el retrato más común en las láminas y textos escolares
.

Estatua de Olaya en el centro de Lima.
Pero, no solo pintó a militares y cuanto rico contratara sus servicios. en su primera etapa, se vio influenciado por el arte virreinal, representando distintas imágenes religiosas como la virgen María, Jesucristo, Santos, etc.


Virgen de las Mercedes, Virgen María, Santo Domingo y Santa Isabel de Portugal

Tiene en su haber muchos retratos femeninos, especialmente damas de la alta sociedad chilena, a las cuales retrató con sus mejores galas, y si bien, sus retratos se ven rígidos y algo planos, hay que destacar algunos detalles como el tul de las mangas y los velos, así como los bordados y los fondos.


Isabel Riquelme, madre del libertador O'Higgins, Nicolasa de la Morandé de Andía y Varela, Dolores Díaz Duran,
Francisca de Paula Urriola de Ovalle, Francisca Izquierdo Jaraquemada y Josefa Mayo de Montani.

 Igualmente, pintó a miembros prominentes de la sociedad chilena y peruana.



Canónico Manuel Verdujo, Lorenzo del Valle y García  Luis de la Cruz y Goyeneche y el niño José Raymundo Nepomuceno de Figueroa y Aráoz


José Braulio del Campo Redondo y el abogado Mariano Alejo Álvarez e hijo. al lado, y también acompañado de su hijo, aparece el chileno Ramón Martínez de Luco.

             
DETALLES

















Para mayor información pueden consultar directamente el blog de Juan Luis Orrego, que además continente muy buena información sobre otros temas de historia.

http://blog.pucp.edu.pe/blog/juanluisorrego/2009/03/14/jose-gil-de-castro-1/

19-02-16


sábado, 8 de noviembre de 2014

Bolognesi

BOLOGNESI BIOGRAFÍA 

ILUSTRADA

      

Hace buen tiempo publiqué en el blog dedicado a mi biblioteca particular la carátula de la revista de la que hoy trataré. Seré sincero al decir que no estaba en mis planes reseñarla, pero debido a que algunos visitantes de mi otro blog han estado solicitando información sobre ella -e incluso hay quienes han sugerido comprármela- es que decidí escanearla completa, para beneplácito de los admiradores del mayor de los héroes de nuestro Ejército.

"Bolognesi" es una obra escrita por Carmen María Pinilla Cisneros de Hudtwalcker a manera de cómic o historieta (como prefieran llamarla). La autora nacida en 1948, parece ser arqueóloga e historiadora y -según dato de uno de los visitantes de mi otro blog- tendría una homónima especializada en José María Arguedas. La revista la tengo desde 1984, cuando un tío, en ese tiempo Capitán del Ejército, regaló una a todos sus sobrinos, entre los que me encontraba yo. No se si ellos aún la tengan.

Esta publicación cuenta con la autorización de la Oficina de Información y Educación del Ejército (como se aprecia en la imagen), así como del Ministerio de Educación, que además la recomendaba como material complementario del curso de Historia del Perú, tal como se indica en la contratapa y como lo manifiesta el diplomático e historiador militar Fernando Gamio Palacio en el prólogo, donde resalta la rigurosidad de la autora al momento de escribir los textos, como resultado de una concienzuda investigación bibliográfica que convierten a esta obra en algo más que una simple historieta de inconsistentes leyendas acompañadas de simples dibujos, sino de textos que representan suscinta y claramente hechos históricos y datos biográficos precisos. La obra merece crédito dado que la solventan la investigación y el estudio, con leyendas veraces y dibujos apropiados que representan la vida del gran héroe de Arica.

Si bien la biografía no está dividida en capítulos, se pueden identificar varias partes que reseñan la vida del defensor del morro. Se inicia con su nacimiento en Lima, en el seno de una familia formada por el italiano de origen genovés, Andrés Bolognesi, músico de profesión y comerciante, y la dama arequipeña Juana Cervantes, para continuar con su infancia, en la que a los 5 años fue testigo de la proclamación de la independencia en Lima por el libertador José de San Matín. y el fallecimiento de su padre cuando tenía 18 años de edad.









La segunda parte podría iniciarse cuando, luego de la muerte de su padre, el joven Francisco, por ser el mayor de los hermanos, tiene que hacerse cargo de su familia trasladándose a Arequipa; se dedica al comercio de cacao, café y cascarilla (Quina) de la que se extrae la quinina, muy usada en la medicina de aquel entonces, lo que lo lleva a internarse en la selva puneña, donde tendría más de una experiencia con los nativos. Muestra también su regreso al hogar y su primer matrimonio con Josefa de la Fuente y Rivero -con la que tendría cuatro hijos- hasta que se incorpora a la Guardia Nacional a la edad de 37 años y su posterior incorporación al ejército de Ramón Castilla, que pelaba contra la corrupción del gobierno del presidente Echenique, siendo partícipe de su derrocamiento.












La tercera parte comprende toda su vida militar previa a la guerra con Chile, desde que se encontraba al servicio de Castilla, su participación en la guerra con Ecuador y posteriormente en el combate del 2 de mayo de 1966, ya durante el gobierno de Mariano Ignacio Prado, victoria con la que España al fin reconoció la independencia del Perú y de toda Sudamérica, por lo que podría ser considerada la fecha de la verdadera independencia nacional. 




















Esta etapa finalizaría cuando pasa al retiro a los 55 años de edad, dedicándole más tiempo a su familia formada con su segunda esposa, la camaneja  Manuela Medrano Silva, con quien tiene cuatro hijos: Enrique, Federico, Augusto y César. De ellos, Enrique y Augusto, habían ingresado a la Escuela Militar y tendrían una destacada participación en la Guerra con Chile que habría de realizarse unos años más tarde. Lo que sigue a continuación está referido íntegramente a la Guerra del Pacífico, que terminará por enfrentar a tres países que años antes combatieron juntos contra España: Perú, Chile y Bolivia.




Se aprecian los prolegómenos de la guerra: la situación limítrofe y comercial entre Bolivia y Chile, la explotación del salitre en Tarapacá y Atacama, la firma de la alianza secreta entre Perú y Bolivia, la ocupación chilena del litoral boliviano, las fracasadas negociaciones de paz a cargo de José Antonio de Lavalle, el inicio de la campaña marítima, las hazañas de Miguel Grau en la campaña marítima hasta su muerte en Angamos y las primeras acciones militares de la campaña del sur: el desembarco chileno en Pisagua, la victoria de Andrés A. Cáceres en Tarapacá, donde también participó Bolognesi -que voluntariamente se había reenlistado en el Ejército- así como las derrotas en las batallas de San Francisco, Los Ángeles y el Alto de la Alianza, hasta la traicionera retirada de las tropas bolivianas.




















Lo que sigue a continuación es la campaña de Arica, donde se describen los preparativos de las fuerzas peruanas ante la inminente invasión chilena de esta importante cuidad del sur y la incertidumbre que se vive ante la falta de refuerzos, alimentos y medicamentos. Incluye además se aprecia la llegada del emisario chileno Juan de la Cruz Salvo y la célebre respuesta del Coronel Bolognesi y su Estado Mayor. La descripción de la batalla es más que elocuente, acompañada de ilustraciones que ayudan a comprender mejor el dramatismo de tan terrible evento. 


























Finaliza la obra con la participación de los hijos de Francisco Bolognesi en la guerra. Enrique, participa en la batalla del Alto de la Alianza y junto a su hermano Augusto, participan de la defensa de Lima. Augusto participa primero en la defensa del Callao y después en a batalla de San Juan, donde es herido de gravedad, muriendo poco después. Su hermano Enrique es herido en la cabeza en el cerro Santa Teresa y después de recuperarse participa en la batalla de Miraflores, donde es herido de gravedad en el pecho. 








Ambos hermanos murieron por las heridas recibidas al poco tiempo de haber tomado los chilenos la capital. El mayor de los hermanos y único casado, Federico, fue nombrado Secretario de Relaciones Exteriores  por el presidente Piérola, pero luego voluntariamente se encarga de la batería de El Pino.  Fue el único que sobrevivió en la familia, pues Enrique muere el 23 de enero de 1881 a los 21 años y Augusto el 27 del mismo mes con tan solo 17 años de edad. 



Así finaliza una gran obra que debería ser más difundida para que los peruanos de hoy conozcan mejor a un hereo y mártir de nuestra patria.

Con este artículo cumplo con el pedido que me hicieran meses atrás los lectores de mi blog http://bibliotecacesargonzalez.blogspot.com/. Espero se sientan más que conformes.

Finalizo con las fotos verdaderas del héroe y sus hijos.

El Coronel Francisco Bolognesi Cervantes flanqueado por sus hijos  Enrique (a la izquierda), Capitán de Artillería y Augusto Bolognesi Medrano, Teniente de Infantería.